El origen del término cenote proviene de la palabra maya “dzonot” que quiere decir “abismo” o “caverna con depósito de agua”.
De acuerdo con el Gobierno de México, estos pozos de agua para la cultura maya eran considerados fuentes de vida.
Además de proporcionar el líquido vital para las civilizaciones mayas, eran una entrada hacia el inframundo y un centro de comunión con los dioses.
El proceso de formación de los cenotes puede durar cientos de miles de años.
ABIERTO
Este tipo de cenote suele estar expuesto a la superficie y sus paredes suelen ser cilíndricas para facilitar la entrada del sol.
CERRADO
Éste se caracteriza por ser completamente subterráneo y por la poca luz que ingresa en ellos. Lo anterior no quita que sus aguas sean de color turquesa o verde esmeralda y esto alcanza a ser percibido si algún tipo de luz ya sea natural o eléctrica.
SEMIABIERTO
Se trata de aquellos que conservan características de un cenote abierto, sin embargo, la diferencia, es que en la parte superior suele tener una apertura un poco más estrecha, sin embargo, la luz del sol todavía entra con cierta facilidad.
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